Altasgracias de Melquíades
Altasgracias sin su armadura
Nombre: Altasgracias de Melquíades
​
Edad: 29
​
Día de Nacimiento: 6 de Abril
​
Reino: Altum Aethera
​
​
Apariencia
Física
"Su belleza no conocerá rival y su fuerza no tendrá parangón. Con espada os llevará a la gloria y con poderío traerá su bendición".
​
- Arzobispo Barrabás, hablando de Altasgracias
Armadura de Altasgracias, también conocida como "La Penitente del Milagro"
Una de las primeras cosas que uno puede discernir en Altasgracias es la palidez de su rostro y los ojos de iris blanquecino que la adornan. Muchos creen que se trata de algún tipo extraño de albinismo (Pues su cabello es negro como el carbón), menos en Altum Aethera, que lo clasifican como un don ofrecido por el Milagro Santo.
​
Altasgracias posee una fisionomía atlética, obra de los entrenamientos que se le fueron impuestos por la Hermandad de la Santa de Santas, a la par que una musculatura tonificada que denotan la fuerza que posee en todo su cuerpo. Su rostro es firme pero con un contorno suavizado y sus labios son medianamente carnosos aunque descuidados.
​
Como bien se dijo antes, su pelo es negruzco y este oculta uno de sus ojos por motivos más allá del decorativo. Sus cejas son finas y perfiladas, con una siendo partida en dos debido a una cicatriz que decora su rostro.
​
Sus orejas están perforadas con varios aros y, muy de vez en cuando, sus uñas están pintadas del mismo color que su cabello, aunque terminan rotas más pronto que tarde.
​
Normalmente viste con ropas sencillas de color negruzco, blanco o gris, lo cual es todo lo contrario a cuando porta su armadura de Cruzada, la cual oculta de ojos curiosos con mucho recelo.
​
La armadura es una completa, portando unos colores dorados apagados en la cual se denotan los grabados de diferentes escenas o episodios de la historia de Altum Aethera, el Milagro Santo o de la Hermandad de la Santa de Santas. Todas estas se encuentran decorando la totalidad de su armadura pero se pueden denotar con más detalles en las hombreras y en el casco, el cual este último es una especie de capirote metálico con los ojos tapados por cuatro manos. Aparte, con esta armadura, se hace llamar a sí misma la Penitente del Milagro.
Psicología
De entre muchas de las cosas en las que destaca Altasgracias es, sin duda, en su devoción y fanatismo por el Milagro Santo y las enseñanzas de la Hermandad de la Santa de Santas. Desde niña fue instruida en las creencias, ritos, oraciones, etc. de ambas teologías lo que causó en ella una gran huella que, incluso estando lejos de su hogar, sigue profetizando en silencio o cuando se le da la oportunidad de hablar de ella.
​
Fuera de eso, en líneas generales, Altasgracias posee una actitud marcial, tomándose en serio sus deberes, como con su actual trabajo como artesana. Por ello siempre parece mantener una actitud firme, relajada y, a veces, intensa en cuanto a sus responsabilidades concierne. Pese a todo, con aquellos que conoce o tiene algún tipo de relación suele tender a una actitud más relajada y amistosa, aunque este no sea el más común en ella.
​
Aunque, cuando porta la armadura, su actitud parece cambiar de sopetón, como si llevarla esta la poseyera pues adopta una actitud radical y fanática, siendo más propensa a la violencia si se ve la oportunidad. En resumidas cuentas, Altasgracias deja de ser y sólo hay cavidad para La Penitente del Milagro
"Tu voluntad es inflexible y tu devoción incomparable. La Santa de Santas se enorgullece de tu progreso, Cruzada".
​
- Madre Superiora Expósita
Historia
Todos gritaron de júbilo el día en el que nació, dando gracias al Milagro Santo...pero después todo fueron lágrimas el día de su abandono.
​
- Pentecostés, escriba de la Logia de los Observadores.
Rey Sacerdote Puentecielo II, cabeza de la Iglesia del Milagro Santo y Rey absolutista de Altum Aethera.
Portavoz Noesgracias, líder del Convento del Hombre Torcido, reconocido públicamente como hereje y blasfemo por toda Altum Aethera.
"La tarea de un escriba de la Logia de los Observadores es documentar todo cuanto ha acontecido: bueno y malo, milagroso o horroroso, himnos de gloria y sollozos de espanto. Somos los portadores de las buenas nuevas, pero también los acólitos observadores del fin de los tiempos...pues esa es nuestra penitencia.
​
Fue glorioso el día en el que nació Altasgracias -nombre dado por revelación al Arzobispo Barrabás- en manos de aquella que fue su madre, la hermana Teresa Villaflor y el fraile Ricardio de Melquíades, ambos escogidos por sus respectivas hermandades para traer a las glorias murallas de Altum Aethera a una escogida del Milagro Santo. Pues tan pronto fueron testigos de su piel y ojos blanquecinos, marca del Milagro, supieron que le aguardaba un glorioso destino.
​
Así pues fue entregada a la Hermandad de la Santa de Santas donde sería instruida en las creencias del Milagro Santo y perfeccionada bajo la atenta mirada del Rey Sacerdote Puentecielo II, quien no tardaría en nombrar a Altasgracias de Melquíades, una vez su instrucción fuese terminada de forma prodigiosa, Alta Cruzada de la Hermandad de la Santa de Santas y, en consecuencia, como La Penitente del Milagro, el mayor honor que se le puede otorgar a un cruzado en Altum Aethera, pues así dictaban las profecías.
​
Pero pronto esa gloria que rodeaba la vida de Altasgracias daría a su fin bajo la mano de un complot organizado por los herejes del Convento del Hombre Torcido, los cuales, bajo el liderazgo del Portavoz Noesgracias, irrumpieron en la Hermandad de la Santa de Santas, matando a las hermanas que fueron encontradas desprevenidas en aquel instante.
Altasgracias, su madre y otras hermanas sobrevivieron al sangriento asalto que acabó con el monasterio de la Hermandad en llamas y creerme, creerme hermanos, cuando os digo que las llamas ascendieron más allá del cielo, cayendo ceniza en forma de lluvia tras semejante atrocidad.
​
Ahora, sin hogar y bajo el juramento de Noesgracias de que no descansaría hasta tener la cabeza de "la hereje hija del Milagro", las últimas hermanas de la Hermandad de la Santa de Santas se reunieron bajo la sombra de la Catedral del Milagro Sagrado, despidiéndose para no verse nunca más.
​
Qué aconteció tras eso se nos es desconocido, hermanas y hermanos, pues mi vista no alcanza más allá de las murallas de Altum Aethera, pero sólo se que el Rey Sacerdote, los altos cargos e incluso los mismos pueblerinos de la Ciudad Templo no han conocido día feliz desde entonces...
​
...que el Milagro Santo se apiade de nosotros".
​
- Escritos de Pentecostés.
​
​